"No se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta en que hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra libertad interna" Mohandas Karamchand Gandhi

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lunes, 18 de octubre de 2010

PRESENTACIÓN DE TRABAJO EN CRONISTAS BARRIALES 2010

Pequeños registros de grandes historias. San José en imágenes.


Bajales Verónica¹, Heredia Agustina², Nieva Belén², Ocampo Amanda¹, Sastre Yamila¹,  Villar Fernando¹.

¹ Carrera de Arqueología. Facultad de Cs. Naturales e IML, Universidad Nacional de Tucumán (UNT).
E –mail verónica_bajales@yahoo.com.ar
² Escuela universitaria de Cine, Video y TV. (E.U.C.V.TV). Tucumán


Introducción

Repetida y cotidianamente hacemos uso de las fotografías como una parte más de nuestras vidas. Sin embargo, no notamos que colocamos en ellas una fuerte carga emocional, histórica e identitaria. Hacemos que un objeto inerte, frío, rompible, descartable, pueda llegar a convertirse en un objeto subjetivo lleno de sensaciones, y es en ese momento en el que el objeto se vuelve sujeto, donde la materialidad traspasa su propia materia y se transforma en parte de nuestra historia, y de distintos actores sociales. En el siguiente trabajo veremos, a partir de distintos registros visuales, aquellos elementos que chicos de  6° grado (11 y 12 años de edad) consideraron como emblemáticos y representativos de su barrio. El objetivo de estas actividades  se basa en poder mostrar y presentar sus propias miradas sociales y subjetivas del barrio. De esta manera, generar una conciencia social acerca de revalorizar el patrimonio barrial para reforzar la memoria e identidad local.
Ver sus fotografías es ver  a través de sus ojos, permitiéndonos por un instante conocer lo que ellos sienten, sus historias, sus lugares de memoria, personas queridas, familia, amigos, etc. En síntesis gran parte de lo que conforma su identidad. Las fotografías que forman parte de este trabajo son el resultado de un proyecto de mayor envergadura denominado Paisajes Barriales: patrimonio social, memoria e identidad en los barrios de Tucumán” dirigido por el Dr. Mario A. Caria, subsidiado por el Programa de Voluntariado Universitario de la Secretaría de Políticas Universitarias y el Ministerio de Educación, Ciencia y Técnica de la Nación. Los chicos que participan de la actividad son estudiantes de la escuela Justiniano Frías, ubicada en un barrio periférico (Barrio San José), de la capital de la Provincia de Tucumán.  Ellos mismos han sido fotógrafos de su vida, respondiendo a una sola consigna propuesta por nosotros: fotografía todo aquello que creas que te representa o  forma parte de tu identidad.


Escuela Justiniano Frías, en el Barrio San José


“San José, que ahora es parte integrante de lo que es Tucumán, se encontraba a distancias siderales con otras zonas como el centro o Yerba Buena. Había un tren rural que recorría la Avenida Mate de Luna, la Avenida Aconquija y terminaba en el Corte. En ese momento el único pueblo industrial de Yerba Buena era San José”. (Frías Silva, 2010)

Nueve kilómetros al NO de la ciudad de Tucumán, alrededor del histórico y antiguo “Camino del Perú”, se encuentra el barrio “San José”, conocido también como “San José Obrero”, y llamado años atrás “Cebil Redondo”.
El barrio San José se presenta como una de los pocos barrios obreros que ha sido incorporada al proceso urbano del gran san miguel. Este barrio se formo a finales del siglo XIX entorno al ingenio San José, cuando familias de muy diversos puntos de la provincia y del  país se vieron atraídas a la zona por la fuente de trabajo que significaba esta industria. 
Aún hoy su patrimonio arquitectónico forma parte del paisaje barrial y de la identidad de los pobladores que habitan el barrio y los alrededores.
Teniendo en cuenta el contexto socio histórico de dicho barrio, destacamos la importancia de su ingenio ya que “la industria azucarera ha sido durante mas de 100 años (1870 en adelante) la fuente principal de la economía de la provincia, basada en el monocultivo de la caña y el procesamiento industrial del azúcar y otros derivados (alcohol, bagazo para papel). Aún hoy sigue ocupando un lugar central en el producto bruto de la provincia. (yo soy del cañaveral, 1998)
La escuela “Justiniano Frías”, institución a la cual asisten la mayor parte de los niños del barrio y en la cual estamos desarrollando las actividades del proyecto, nació en el año 1868 con el nombre de escuela “Cebil Redondo”, según consta en los registros municipales. Desde sus inicios funcionaba como una escuela nocturna de varones, a la cual asistían muy pocos alumnos y se situaba en el centro del ingenio San José.
En el año 1899, se resolvió trasladar el local a un edificio mas amplio, cercano al ingenio, en el año 1901 se le dio el nombre que lleva actualmente, el mismo fue adoptado en honor a su principal benefactor don Justiniano Frías, y varios años mas tarde (1967) la escuela fue emplazada en el lugar que ocupa actualmente, terreno que había sido donado 10 años antes por la Compañía Azucarera Justiniano Frías.
Finalmente en el año 2007 se inauguraron las aulas de EGB 3, completando así la enseñanza de la Educación General Básica. En el año 2010 se inauguró el salón de usos múltiples (SUM) (Bajales et al, 2010).


El sentido de lugar

Un aspecto importante de los significados que adquieren las especialidad es lo que se denominado sentido de lugar. Éste se define como los sentidos y sentimientos que un grupo proyecta sobre un lugar particular con el cual se siente emocionalmente conectado (Cosgrove 1997; Feld y Basso 1996; Hayden 1997; Rose 1995). Para los miembros del grupo (residentes de un pueblo, vecinos de un barrio o habitantes de una región particular), dicha localidad estará asociada con significados específicos que tienen que ver con la biografía del sitio y sus historias, así como con las vivencias y sentimientos que este lugar les genera. El sentido de lugar puede ser conocido a través de las narrativas orales y materiales que se producen sobre y en el lugar. Son las acciones, experiencias y relaciones sociales de la gente las que dan a una localidad específica su carácter, significado e individualidad, transformándola así en lugar (Entrikin 1991; Tuan 1977). Así, un lugar no es simplemente un punto en el espacio, sino más bien una red de relaciones específicas entre materialidad, gente significados y narrativas. Por esto, cada lugar es único y su especificidad es producto de las experiencias y significados particulares que los individuos y grupos asocian a este (Entrikin 1991).


La fotografía como retrato de lo significativo

La fotografía forma parte de la vida cotidiana. Se ha incorporado de tal manera en la sociedad que nos encontramos con ella en cualquier rincón de nuestra existencia. Preside todos los acontecimientos, tanto privados como públicos. Se le otorga un carácter documental, hasta el punto que aparece como el procedimiento de reproducción más fiel e imparcial de la vida social.
En efecto, la fotografía, que puede ser interpretada como elemento de conocimiento y como obra de arte con frecuencia, a la vez que información y arte, es un instrumento de comunicación sujeto a muchos avatares y a toda clase de manipulaciones. De que la historia de la fotografía no puede ser únicamente la historia de una técnica (Gisèle Freund, 2001).
El uso de las fotografías y sus imágenes nos destaca una muestra de lo que en disciplinas sociales como la arqueología se conoce como “cultura material” y sus formas espaciales, y como estas están  significativamente constituidas.
Objetos, paisajes y lugares se encuentran cargados de sentidos (los que en muchos casos actúan ideológicamente), y tienen la capacidad para producir y difundir ciertos significados, formas de categorizar y clasificar el mundo, narrativas y/o memorias (vease Cosgrove y Daniels 1988, Gottdiener 1995,Hodder 1989, Kwint et.al. 1999, Potteiger y Purinton 1998, Riggins 1994, Robb 1999, Tilley 1999, en Acuto 2008).
Los significados no son transhistòricos ni trans-culturales, sino que se producen en contextos históricos específicos. Además un objeto o un lugar pueden tener varias capas de significados que grupos diferentes le atribuyen (Potteiger y Purinton 1998; Rodman 1992, en Acuto 2008). A pesar de esto, existen algunos significados más conocidos que otros por contar con más y mejores mecanismos de difusión y reproducción.


Nuestra experiencia

Según Isabel Requejo (2006) la mayoría de los niños supone o esta convencido que para que sus reflexiones o escrituras iniciales sean “vistas por otros”, valoradas y comprendidas, es imprescindible su propio protagonismo lingüístico, su mediación oral. Cuando logran “darle vida” a sus escrituras, transformando esas representaciones gráficas desde su explicación verbal, logran a su vez, dinamizar y re-crear lo escrito utilizando la oralidad.
En los meses de transcurso de trabajo en la escuela llegamos a coincidir con este autor, en cuanto a la importancia de trabajar con estrategias pedagógicas que vayan más allá de las convencionales, logrando externalizar las experiencias propias, los conocimientos ocultos, las tradiciones familiares, etc. en cada uno de los niños.


Trabajando con las cámaras

A través del uso de cámaras descartables y trabajando en grupos de 4 y 5 integrantes, los alumnos registraron los elementos que ellos consideraron representativos de la identidad del barrio, para más tarde realizar una puesta en común en el aula,  donde cada grupo hará una presentación de un collage haciendo uso de las imágenes tomadas. Esta actividad pretende conectar a los niños con el medio en el que se encuentran, permitiéndoles tener una visión más extendida de lo que los rodea, su mundo. Además los jóvenes comunicarán a sus compañeros sus experiencias lo que generará un vinculo con sus propios pares, para que ellos mismos conozcan que es lo que los identifica colectivamente y aquello que crean es de absoluta individualidad.
La consideración documental de la fotografía debe tener en cuenta que ésta difícilmente puede desgajarse de un contexto específicamente documental (lugar de aparición, pié de foto, material textual o visual complementario, etc.) por lo que habrá que estudiar las relaciones entre el documento y el contexto. Esta relación y otros aspectos inherentes a la fotografía hacen de ésta un documento de carácter polisémico, sujeto a muchas interpretaciones, a veces, tantas como lectores, por lo que su lectura e interpretación correctas en un entorno documental plantean muchas dificultades (Félix del Valle Gastaminza, 1999).


Bibliografía

Acuto, F.A. 2008
Materialidad, espacialidad y vida social. Reinterpretando el Período Prehispánico Tardío de los Andes del Sur. En Sed Non Satiata II. Acercamientos sociales en la arqueología latinoamericana, editado por F.A. Acuto y A. Zarankin, pp. 159-193. Encuentro Grupo Editor, Córdoba.

Bajales Verónica, Ocampo, Amanda Eva; Sastre, Yamila; Villar, Fernando Villar.  2010
Paisajes barriales: Patrimonio social, memoria e identidad en los barrios de la ciudad de San Miguel de Tucumán. En Primeras Jornadas de Historia reciente del NOA. Tucumán

       
Freund Gisèle  2001
Fotografía como documento social. Editorial Rosello, España.

Gastaminza, Félix del Valle 1999
El análisis documental de la fotografía. En Cuadernos de documentación multimedia, ISSN 1575-9733, Nº. 8

Entrikin N.J. 1991
The betweenness of place.Towards a geography of modernity Macmillan, Londres.

Requejo, Isabel. 2001
Conferencia magistral: Lecto-escritura, comunicación intergeneracional y aprendizaje escolar: ejes para un debate. En: 1° congreso internacional de desarrollo infantil y aprendizaje temprano. Tomo 1.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Recordando los primeros dias

Recordando los comienzos de este hermoso proyecto...




 Un salón vacío esperando a los inquietos alumnos




 Los primeros momentos donde todo era curiosidad




 Las clases habían comenzado y ellos nos escuchaban atentos....





 Haciendo las primeras tareas, conociendo su barrio, su medioambiente....

¡Un saludo de todos los chicos a ustedes, que nos visitan...!

NUESTROS AMIGOS